Nunca
una película será mejor que el libro a partir del cual se ha rodado
dicha película. ¿Es esto verdad? Reflexionamos sobre ello. Hablamos
de la trilogía del Señor de los Anillos y del Hobbit, pasando por
Juego de Tronos, la Historia Interminable, Dune, Crepúsculo,
Nosferatu, Drácula, Frankenstein, Alien o Blade Runner. Sobre todo,
en el género de ciencia ficción, la complicación está básicamente
en que la película se construyen imágenes que pueden distorsionar
las que tu cerebro ha creado cuando leías el libro. En el caso del
Hobbit, por poner un ejemplo, está claro que el director modifica
algunos aspectos del libro para hacer más visual el film, para
enganchar más al espectador, poniendo en riesgo la propia sustancia
de la historia.
Los escenarios
en los que se desarrolla cualquier película de ciencia ficción son
cruciales. La música que los ambienta también. La dificultad del
director Peter Jackson para llevar el Señor de los Anillos o el
Hobbit a la gran pantalla es un claro ejemplo de ello. Peter estuvo
asesorado en todo momento por un equipo de dibujantes que diseñaban
los espacios donde se debía desarrollar la trama. En Blade runner
(1982), basada en la novela de Philip K. Dick¿sueñan los
androides con ovejas eléctricas?(1968), el director Ridley Scott
supo inteligentemente adueñarse de la atención del espectador con
imágenes que ya forman parte de la historia del cine.