domingo, 14 de junio de 2015

¿Dónde situar los límites de la libertad de expresión?

Alejandro Nieto se despide estos días del grupo. Ha terminado una etapa; su estancia en el colegio. Ahora se enfrenta a la Selectividad antes de ir a la Universidad. Pero no ha querido perder la oportunidad de invitarnos a una sesión de Idéame muy especial. Nos propone lo siguiente: que seamos jueces de distintas situaciones. Cuál sería nuestro veredicto ante cinco casos relacionados con la libertad de expresión en diferentes campos: el arte (pintura, música, literatura,...), manifestaciones socio-culturales, etc.  Con mucha elegancia y lucidez, Alejandro, un chaval de 17 años, nos lleva allí donde los límites relativistas históricos y culturales hacen que se dificulte la reflexión personal y la búsqueda de ideas que consensúen las diferencias. 

Por ejemplo, durante la década de los años sesenta- setenta en EEUU se prohibieron las manifestaciones pacifistas porque significaban un serio peligro para la normalidad de lo establecido. Si embargo, hoy día, el tiempo ha demostrado que aquellos movimientos de expresión libre de valores como la tolerancia o la libertad contra la guerra (de Vietnan, entre otras) no sólo no son un peligro sino que suponen el establecimiento de una conciencia social frente a la barbarie y la intolerancia.


¿Dónde debemos situar los límites en situaciones de relativismo cultural? Idéame lo tenemos claro: La Carta de los Derechos Humanos. La libertad de expresión debe estar garantizada dentro del marco de los principios de los derechos humanos. Si las acciones libres de unos pisotean o ponen en peligro las de otros, hay que limitar dichas acciones. Una de las conclusiones a la que llegamos en la sesión, es precisamente la dificultad de situar los límites en la sociedad de hoy día. Por ejemplo, en los comentarios y opiniones que se vierten en las redes sociales. 
Terminamos la reunión retomando algunos de los temas que han estado presentes en las últimas sesiones de Idéame: las redes sociales, los videojuegos y la educación, teniendo tiempo incluso para comentar alguna idea sobre la situación política actual. Por ello, nos parece oportuno aprovechar este escrito para señalar algunas ideas-conclusiones a las que hemos llegado Idéame en estos últimos meses sobre estos temas:

1. En el mundo de los videojuegos está presente la grave banalización de la violencia convertida en entretenimiento que podemos encontrar en la televisión,  las redes sociales o en un partido de fútbol. Pero en los videojuegos también hay muchos aspectos positivos presentes en el proceso educativo: imaginación, creatividad, trabajo grupal, .....

2. La educación tradicional debe evolucionar. El sistema educativo actual presenta virtudes, pero también defectos que permanecen obsoletos en la práctica cotidiana del proceso docente. Los alumnos muestran pasión cuando el proceso docente les permite ser protagonistas de una dinámica de clase que valore sus intereses. En su elemento, cada alumno es un superhéroe. El hecho de que sea difícil para el profesor saber cómo conseguir dicha dinámica, se suele convertir en una justificación para no emprender nuevos caminos. El estancamiento y la previsibilidad de las metodologías tradicionales terminan inundando de aburrimiento y desinterés las aulas. El profesor, cuando pretende ser educador, es capaz de establecer un vínculo afectivo-emocional con el alumno muy propicio para emprender medidas que favorecen el nuevo clima que debiera estar ya presente en las aulas. A pesar del sistema educativo actual.

3. Para Angel y para mí, no es posible expresar con palabras la alegría, la satisfacción, la sorpresa, la confirmación, de tantas lúcidas y frescas ideas que los chavales nos han aportado. Niños de todos los cursos, de Secundaria y Bachillerato, que han reflexionado al mismo nivel sobre cómo mejorar el mundo en el que vivimos. Su educación. Me acuerdo de un comentario de Víctor, de 3ºESO, en la última sesión de Idéame, que comentaba porqué no nos gobernaba un único partido político con todos los aspectos positivos consensuados de las diferentes sensibilidades ideológicas, y no el enfrentamiento y la confrontación de posturas irreconciliables. Es verdad. Es como si las ideologías de los partidos que nos gobiernan fuesen estructuras sólidas incapaces de ser moldeadas por el consenso. Esta es precisamente la grandeza de Idéame: el encuentro de ideas, y la predisposición personal a compartirlas y hacerlas crecer.

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