viernes, 24 de abril de 2015

Huyendo de la barbarie hacia la indiferencia.





Bajo estas imágenes, solo queda el silencio. En Idéame escuchamos las palabras de Juan Cruz "Todos somos inmigrantes" sobre la catástrofe de 700 inmigrantes muertos en las costas italianas. Y reflexionamos sobre ello. Y llegamos a una conclusión, quizás  una obviedad gritada en el desierto: este problema de la inmigración lleva tantos años ocurriendo, tantas pateras hundidas, tantas vidas esparcidas por el Mediterráneo, porque realmente no nos interesa resolverlo. Y nos hacemos una pregunta ¿qué diferencia hay entre un joven español buscando trabajo en Alemania y un nigeriano buscando las costas de Italia o España? Nosotros huimos de nuestras miserias, la lacra del paro. Ellos huyen del yihadismo, de la guerra de Malí, de la insostenible situación en Eritrea y Somalia, de Siria, del Sahél. Pero aquí radica el problema. El lenguaje que utilizamos es claro; ellos y nosotros. Esta distinción esconde muchos de los resortes que nos inmovilizan a nosotros, como mucho, en la concienciación. Quizás, como comenta uno de los alumnos, detrás de muchas acciones de nosotros está el limpiar el sentimiento de culpa, cumplir con nuestra conciencia. Nada más allá. Por eso acudimos a un concepto, ser humano, que desconfigura el ellos y  el nosotros. Todos los somos, seres humanos. Como termina diciendo Juan Cruz, seres humanos, lamentables constructores de fronteras.